siempre supe que era privilegiada; pero hasta ahora comprendo la magnitud de las cosas buenas en mi vida.
últimamente he estado reflexionando sobre la manera en que nos movemos por la vida y las actitudes que ello conlleva. durante toda mi vida, había tenido coche y con él, la habilidad de moverme CUANDO yo quisiera, hacer las cosas a MI ritmo, cumplir mis antojos en MI momento, pensar que quiero un refresco y tomar las llaves del coche para ir por él, quedar con amigos al momento, ir por algo "urgente", dar miles de vueltas a MI antojo.
A falta de coche, me muevo ahora a pie y -toda una experiencia nueva para mí- en autobús. Y la vida se vuelve una dinámica diferente, en donde una vuelta al banco representa 20 minutos (15 de camino y 5 de espera) hacia la parada del autobús, media hora de viaje, 10 minutos de caminata al banco, 2 minutos de transacción financiera, y vuelta, 10 minutos a la parada del autobús, 15-20 minutos en espera del siguiente autobús, media hora de viaje y 15 minutos de vuelta a casa. No hay nada "urgente" y todo tiene que ser al ritmo del autobús (el cual gracias a Dios pasa cada media hora y no menos frecuentemente). A esto se le suma el tener que quedarme a dormir con amigos a dormir en su casa si decido salir de noche pues no hay autobús nocturno, hacer todo (super, banco, compras, recoger correo) en una vuelta y un sinfín de dinámicas más.
Lo que he aprendido, sin embargo, es que muchas cosas en la vida son como andar en autobús: si le picas al botón muy antes, te bajas en la parada equivocada; si le picas al botón muy tarde, se te pasó la bajada. Muchas cosas en la vida tienen que ser como andar en autobús: picar al botón justo al momento adecuado para bajar en tu parada.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment