El propósito que lo guiaba no era imposible, aunque sí sobrenatural. Quería soñar un hombre: quería soñarlo con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad. Ese proyecto mágico había agotado el espacio entero de su alma.
Jorge Luis Borges, "Las Ruinas Circulares"; en El Jardín de Senderos que se Bifurcan.
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